16/5/10




La sombra del roble de un mártir





Por: Simón S. Soto




Tegucigalpa, 16 de may. El ser invisible en Honduras, acaba con un asesinato. Gilberto Núñez fue visto por la pueril burguesía de Honduras como un obstáculo, pero para su pueblo que responde al grito condenable de más de cinco millones de hondureños que son oprimidos por la anarquía bancaria de las cinco familias golpistas aspirantes al fascismo que se dibuja en el siglo XXI, fue observado como un patriota siempre dispuesto a ofrendar la vida por su país.





Con una inteligencia militar que siempre ha esbozado al gobierno de los Estados Unidos a través de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y la asesoría que brinda a su actual agente, Oscar Álvarez a quien mal llaman “ministro de seguridad” Intentan desmantelar el poder popular que surgió después del cuartelazo militar del pasado 28 de junio.






Haciendo cobertura de una de las manifestaciones pacíficas que realice el año pasado, Gilberto Núñez preguntó por mi seguridad, puesto que los periodistas que publicamos las terribles violaciones a derechos humanos que la policía nacional junto con los militares efectuaban en las protestas pacificas, tendíamos nuestras vidas hacia lo incierto.






Núñez siempre se caracterizó por mantener la seguridad y el orden en las multitudinarias marchas del Frente Nacional de Resistencia Popular (FNRP) y en cuidar cualquier atentando en contra de los periodistas que nos encontrábamos haciendo la cobertura de tales represiones.







Su muerte comprueba la injerencia militar de los Estados Unidos y de los órganos de represión del Estado de Honduras que continúan irrespetando todo lo firmado que condena lo violatorio a derechos humanos en el mundo.


Organos de represión


La Polícia Nacional junto con el ejercito de Honduras reprimen a los miembros del FNRP.




Vivir en una de los barrios mayoritariamente pobres de Tegucigalpa fue una atenuante de la policía nacional para evitar sospechas, que los sicarios que están cazando a los miembros del FNRP, hubiesen sido los responsables del atroz crimen que llego hasta la puerta de la casa del joven nuñez.





Este asesinato ya es condenado por las naciones que respetan la paz, la vida y la democracia a través de la vos de su pueblo.





Nuevamente hago un llamado internacional a los órganos internacionales de derechos humanos u organismos que predican con la consigna que otro mundo es posible.





La muerte de Gilberto Núñez es por su visión revolucionaria de alcanzar las metas de vida que sitúan en la cúspide de la dignidad a los seres humanos y por haber participado heroicamente en la gesta más representativa del levantamiento de las masas en la Honduras del siglo XXI.






Más de 150 asesinatos de personas que militaban en el FNRP según los informes del Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos en Honduras (Cofadeh), son parte del eco tenebroso de la intolerancia fascista de los Ferrari, Átala, Canahuati, Rosenthal, Goldstein, Facussé, Flores Facussé y otros de sus “amigos” que el pueblo del mundo ya los conoce como lo más retrograda burguesía servil que haya tenido la humanidad en pro del imperio yanqui.



Corte Internacional de Justicia


Los enjuiciamientos contra los responsables de estos crímenes comprueban la responsabilidad de estos organismos internacionales para con el mundo.


Este reciente asesinato de Gilberto Núñez debe de estar en las listas de las cortes internacionales de justicia del mundo que juzgan a los violadores de derechos humanos o activistas del crimen organizado, que insisten en imponer sus pensamientos o gobiernos, en la sombra de la represión y la muerte, como bien ocurre con el régimen de Porfirio Lobo.





Honduras, en cuyo territorio se libera la guerra de las ideas por la paz, el respeto a la vida humana y natural, como lo hace el valiente pueblo del Bajo Aguan en el departamento de Colon, sangra el heroísmo de un pueblo que permanecerá en resistencia hasta ver conjugado las características de una nación que sea conocida por su igualdad y respeto humanitario, contrario por lo que se conoce actualmente.




Gilberto Núñez, aplicó el legado de Guadalupe Carney quien bajo su concepción de una revolución espiritual para amar al prójimo, es un proceso de lucha que termina desembocando en una lucha que utiliza otros medios que logran sacar del poder a la oligarquía hambrienta de poder.





Este nuevo mártir de Honduras sembró esa semilla de libertad que inevitablemente crecerá como un roble que de sombra a los que nunca la han poseído.


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